EMILIO ESTÉVEZ, HIJO DEL ACTOR MARTIN SHEEN, DIRIGE UNA PELÍCULA EN LA QUE AMBOS ANALIZARÁN LA RELACIÓN PADRE-HIJO, AL TIEMPO QUE DESCUBRIRÁN UNA RUTA LLENA DE ENCANTO Y GENTES QUE LOS ACOMPAÑARÁN EN SU AVENTURA

Lunes , 01-03-10
Quienes han hecho el Camino de Santiago cuentan que es una experiencia reveladora, desde múltiples puntos de vista. Según los peregrinos, esta ancestral ruta te ayuda a conocerte a ti mismo, y a los que te rodean. Te empuja a implicarte con el mundo natural, y a respetarlo. Te lleva a apreciar el valor de los elementos arquitectónicos que se encuentran a su paso, y a estimar la hospitalidad de las gentes que pueblan el trayecto. Pero, por encima de todo, los caminantes coinciden en el aprendizaje que se extrae de esta aventura tan antigua como vigente. Y es que la magia del Camino seduce a propios y extraños, y Martin Sheen no iba a ser una excepción.
Este actor estadounidense, famoso por su inolvidable papel en Apocalypsis Now y por su más reciente intervención en la internacional serie El ala oeste de la Casa Blanca, no es tan ajeno a la cultura gallega como pudiera parecer. En realidad se llama Ramón Antonio Gerardo Estévez y sus antepasados poco tienen que ver con la colonización. El pasado de su familia, como el de otras muchas, está marcado por la emigración. En este caso, de Salceda de Caselas (provincia de Pontevedra) a Ohio. Nada menos. Ahora Sheen regresa a Galicia de la mano de su hijo, el conocido director Emilio Estévez, para trasladar a la gran pantalla las vivencias de un oftalmólogo que, tras el inesperado fallecimiento de su primogénito, decide realizar el Camino que éste dejó a medio andar. Todo comienza en los Pirineos, lugar de arranque del Camino Francés. Desde allí, Sheen (Tom en la ficción) tomará el relevo de su hijo y caminará con paso firme hasta el fin del trayecto. Los paralelismos existentes entre la vida real y la ficción, en este caso, son más que evidentes. Pero lejos de obstaculizar el desarrollo del film, esta conexión padre-hijo contribuirá a potenciar la idea base sobre la que pivota The Way: la búsqueda incansable del significado de la vida.
Vale que el tema no es muy original. Vale también que la tragedia podría acabar convirtiendo este trabajo en una cinta sensiblera y vacía, del estilo de otras grandes producciones estadounidenses, pero no parece ser el caso. Estévez intenta huir de unos lugares comunes muy manidos en el cine actual (sobre todo por el descenso de la creatividad en tiempos de crisis) y dirige con mano firme a un Sheen que se mimetiza como nadie entre lugareños, ovejas y senderos de barro. Botas de montañas, mochila a la espalda, y el presidente de la mayor potencia del mundo (era obligado el guiño a los millones de fans de su serie) se convierte en un caminante más, de los miles que uno se puede encontrar a diario al viajar por la red viaria gallega.
Estévez explica que la andadura mental que su padre ficticio vivirá se asemeja en gran medida al viaje de El Mago de Oz, una experiencia a través de la que busca explorar la diferencia entre la vida que vivimos y la que elegimos.
La idea de la película surgió, precisamente, de la primera experiencia que Sheen tuvo con el Camino. Viajó a España, recorrió los pueblos de la ruta en compañía de su nieto, y al regresar a California convenció a su primogénito de que ahí había una historia. Meses después -tras perfilar un guión en el que la experiencia personal del propio Sheen pesó mucho- comenzó la búsqueda de localizaciones. Una compleja labor que se agudiza si se tiene en cuenta la diversidad cultural, arquitectónica y paisajística que ofrece el Camino Francés -sin lugar a dudas la ruta más transitada- a lo largo de sus 755 kilómetros.
Una de las aspiraciones del pequeño de esta familia de profesionales del cine era crear una película que llegase a la audiencia internacional (se trata de una coproducción entre España y EE.UU. ) para que -sobre todo los americanos- conociesen la existencia de este Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, el director de Bobby no contó con que no era el primero al que se le ocurría esta idea. Ni mucho menos. Doce siglos de vida dan para mucho y no han sido pocos los directores que, a lo largo de la historia del cine, han posado sus ojos sobre este inspirador escenario. Ramón Herrera, un reconocido escritor riojano, publicó el pasado año una interesante guía cinematográfica en la que reúne una veintena de películas, de mediados del siglo XX en adelante, que comparten un mismo denominador común: el Camino como escenario. La variedad genérica es amplísima, desde cintas de ficción hasta documentales, pasando por series y cortometrajes. De entre ellas destacan algunas de las más conocidas como La vía láctea de Buñuel (1969) o la reciente Peregrinos de Coline Serreau (2001), que todo sea dicho, tiene bastantes puntos en común con The Way.
No cabe duda de que el cine francés se siente muy atraído por las historias de caminantes, a juzgar por las últimas aportaciones que sus directores han hecho a este particular género. Una de las más llamativas –ciñéndonos a la última década- es la de Jean François Castell, L´enfant du chemin (2006), la road movie de una familia que tiene un hijo en plena ruta. El caso español es bien distinto y el fomento del Año Santo a nivel nacional parece no haber hecho mella en las producciones nacionales, que desaprovechan la riqueza de este recurso para hacer más de lo mismo, cambiando de aires. Un ejemplo de ello es Al final del camino (2009). Los intentos de realizar series para la televisión como Nuestros caminos a Santiago de Pablo Aranegui tampoco han cosechado demasiados éxitos.
El relevo ahora lo toman los americanos, reyes del celuloide y de las grandes superproducciones. Una iniciativa que viene muy al caso del recién inaugurado Jubileo. Habrá que esperar al estreno del film -que todavía no tiene fecha definitiva- para comprobar cuán eficaz es la técnica de Estévez, pero ya tiene un punto a su favor. Gran parte del reparto es de nacionalidad española y eso es importante. Entre las caras más conocidas destacan la de Ángela Molina, una habitual de la escena española, y la de Santi Prego (conocido a nivel nacional por series de ficción como Hospital Central o El Comisario). Carlos Leal (famoso por su papel en el Internado) será otro de los fichajes que formarán parte del elenco de Estévez.
El deseo de productores y director es proyectar la película en la emblemática Plaza del Obradoiro, meta de todos los peregrinajes. El día elegido -como no podía ser de otra manera- el 25 de julio, una fecha marcada con tinta roja en el calendario de la Comunidad. La idea de Estévez es presentar su film en este emblemático marco, al aire libre y ante miles de peregrinos y turistas de las más variadas nacionalidades. El Gobierno local, consultado acerca de esta propuesta, mostró su total conformidad, al tiempo que apuntó que sería un «gran acontecimiento internacional». No cabe duda de ello. Y mientras tanto, y para abrir boca, la productora ha estrenado ya el tráiler de la cinta. Todos los interesados pueden acceder a él a través de Internet o -una opción más enriquecedora para los amantes del séptimo arte- ir a las salas de cine. Y es que el adelanto de The Way puede visionarse antes de la oscarizada Precious. A propósito, todo un descubrimiento la protagonista de esta cinta, pero eso ya es otra historia…
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