lunes, 31 de agosto de 2009

Año Santo Xacobeo 2010


Dentro de unos meses, el próximo diciembre, se abrirá con solemnidad secular la Puerta Santa de la Catedral Compostelana.


Como es sabido, se celebra el Año Santo Compostelano en aquellos años, con una periodicidad de 5, 6 y 11 años, en los que es domingo el 25 de julio, festividad del Apóstol Santiago. Me adelanto en estas líneas al Año Santo 2010 y para ello me valgo de un sello pequeño de 35 pesetas (EDIFIL 3525) que en 1998 se emitió para anuncio previo al Año Jubilar de 1999; el bordón que con trazo estilizado aparece en el sello y la calabaza son dos de los elementos que tradicionalmente están unidos al peregrino que por el Camino de Santiago llega desde la Edad Media desde todos los pueblos de Europa hasta Santiago de Compostela como viva expresión de la leyenda y la historia que se funden en torno al Apóstol Santiago.
Según la tradición, «después de haber muerto el Apóstol Santiago en Jerusalén, es recogido por sus discípulos Atanasio y Teodoro que se embarcaron con el Santo Cuerpo y abordaron en lasa costas de España… le dieron sepultura en una pequeña colina, fabricándole un hipogeo y una pequeña iglesia. Sus discípulos permanecieron en su custodia hasta que, a su muerto, fueron enterrados al lado del Apóstol por los naturales del país. En el año 813 tuvo lugar, probablemente, el hallazgo del sepulcro por el obispo de Iria Flavia, Teodomiro quien comunicó el hallazgo al Alfonso II el Casto (m. 842), rey de Asturias que decidió levantar una iglesia en aquel lugar y trasladar a ella la silla episcopal de Iria Flavia. Bajo la protección del rey se fue desarrollando el naciente pueblo, se fundó un convento y varios hospicios y comenzaron a acudir los peregrinos a visitar el sepulcro del Apóstol; tanto aumentó la importancia de la nueva ciudad que a mediados del siglo IX se educaba en ella Alfonso III bajo la dirección del obispo Ataulfo». (Según la Encíclica del Papa León XIII Deus omnipotens, publicada en 1884).
Los orígenes de la tradición santiagueña está presente en tres sellos de nuestra filatelia, del año 1993 (EDIFIL 3252-54), Año Santo Jacobeo 1993; los tres hacen referencia a la traslación del cuerpo de Santiago a Galicia desde Palestina: el de 17 pesetas nos reproduce la traslación del cuerpo de Santiago; el de 28 pesetas nos presenta el descubrimiento de la tumba del Apóstol por el obispo Teodomiro, tumba flanqueada por sus dos discípulos Teodoro y Anastasio; en el de 45 pesetas contemplamos el Santiago Caballero, efigie a caballo del Santiago guerrero matamoros, de iconografía tan abundante desde el medioevo hasta hoy en tallas, cerámicas y en todos los soportes de las artes industriales y decorativas que nacieron a lo largo del Camino de Santiago. La historia nos recuerda que en el siglo X continúan las peregrinaciones y para favorecerlas se construyen carreteras, puentes, hospitales, fundándose la Orden de Caballeros de Santiago como guías y defensores de los peregrinos; el Año Santo Compostelano- 25 de julio- se establece definitivamente en 1179; para el poeta italiano Dante Alighieri (1265-1321) el término peregrino es sólo aplicable a quien por el Camino de Santiago viaja hasta Santiago de Compostela, Campus Stellae, según su origen latino; el resto eran romanos si viajaban a Roma o palmeros, los que lo hacían hasta ultramar, hasta Tierra Santa donde recibían la Palma.
Y peregrinos de toda Europa recorren las rutas trazadas por el Camino de Santiago para llegar a la ciudad donde rendir culto al Apóstol y ganar el Jubileo; En España existen varios itinerarios siendo el más conocido el Camino Francés que parte de Roncesvalles y atraviesa Navarra, La Rioja, Castilla-León, Lugo y Santiago. La Península Ibérica -crisol de culturas, de razas, de credos y de fórmulas político administrativas- es, desde el Camino de Santiago y a través del Camino de Santiago, el nexo de unión entre oriente y occidente.

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