
El porqué de la pechada. Es difícil, por no decir imposible, conocer a alguien que haya realizado el Camino de Santiago como Dios manda &ndashes decir, a pie, en bici o a caballo&ndash y farfulle maldades sobre la experiencia. Puede resultar duro, incómodo e, incluso, penoso, pero acaba revelándose como una experiencia increíblemente sanadora y reconfortante. Por ello, tratar de explicar el cómo se puede antojar absurdo, como sabrán quienes lo han hecho. Para comprender por qué el ser humano lleva más de diez siglos tornando la mirada y los pasos hacia el oeste de la Península Ibérica, conviene proveerse de información sobre ese sendero mágico. Ya que internet es un pozo sin fondo de consejos, relatos e información de todo tipo, el papel es, casi siempre, un valor seguro para encontrar experiencias convenientemente seleccionadas y cribadas. Por ejemplo. Un libro sincero, sencillo y bello: Una idea peregrina de Alfonso Bisecas. Uno ameno, documentado y escrito con gracia: Ultreia de Luis Carandell. Otro más novelado e historiado: Peregrinatio de Matilde Asensi. Son tres pero podrían ser cien.
2. Apología del albergue. No son, ni de lejos, lo mejores sitios para descansar cuerpo y mente. Son feudo de ronquidos, peregrinos insomnes, olores mil, literas chirriantes, patria de madrugadores y mil adjetivos más, pero sin ellos, la experiencia global estaría coja. Son los albergues, pieza indispensable del Camino y foros públicos en los que actualizar amistades, penas, historias y consejos. A pesar de la mercantilización progresiva del sendero a Santiago y de la aparición de auténticos megalbergues, es sencillo toparse con aquellos refugios cuyo encanto resiste contra viento y marea como el que regenta Tomás, el último templario, en Manjarín, León. Retirado del ruido urbano, desencantado con el mundo y sus problemas, este monje guerrero &ndashaunque es más guerrero que monje&ndash facilita camas modestas y mejor conversación. También con un poso hippie, el Ave Fénix en Villafranca del Bierzo, regentado por la familia Jato (en León. Tfno: 987 540 229), es otro clásico que cuenta, demás, con habitación para adultos &ndashes decir, roncadores&ndash y jóvenes &ndashno roncadores&ndash aunque esta sutil diferenciación no es, ni de lejos, infalible. Decimos lo mismo que antes: son dos pero podrían ser cien.
3. Comer, beber, amar... Así, suponiendo que se recurra a los albergues de peregrinos, el único mimo que se puede permitir el cuerpo durante la larga marcha es aquel que afecta al buche. Si la andadura o el pedaleo se hacen por estas fechas, siempre es posible degustar los racimos de uvas de las viñas de Villamayor de Monjardín o picotear las pipas de los girasoles que se tuestan en los campos occidentales de Burgos. La que nunca deja de manar &ndashbueno, en ocasiones sí cortan el grifo&ndash es la fuente del vino de Bodegas Irache en Ayegi junto a Estella-Lizarra, que proporciona alivio y alegría al peregrino. A lo largo del trayecto, los caminantes suelen intercambiar información culinaria, alumbrándose una suerte de guía gastronómica oral en la que nunca faltan las raciones de pulpo y empanadas del Ezequiel (en Melide, provincia de Lugo. Avenida de Lugo 48. Tfno: 981 505 291); los bocadillos de atún y pimiento rebozados del Mesón El Acebo (en el pueblo de El Acebo, León. Tfno: 987 69 50 74) o el Cocido Maragato de La Peseta (en Astorga, León. Plaza San Bartolomé 3, Astorga. Tfno: 987 615 300 o www.restaurantelapeseta.com). Repetimos: son tres pero podrían ser cien.
4. El &lsquoThe End&rsquo definitivo. Santiago de Compostela no es el fin. El verdadero ocaso del Camino se ubica en Finisterre, a apenas un centenar de kilómetros más al oeste, el lugar al que peregrinaban los Antiguos para contemplar el fallecimiento diario del sol, es decir, para encontrarse cara a cara con la muerte y vivir para contarlo. Tras treinta días de zancadas o dos semanas de pedaleo, no hay atardecer más exquisito que el que se contempla desde este peñón de roca. Eso sí, cruce los dedos para que haga buen tiempo. ¡Buen Camino!
No hay comentarios:
Publicar un comentario