Eran más de cien y la mayoría vecinos de Ribadedeva. Todos fueron, por un día, peregrinos del Camino de Santiago, de su Camino. Porque es en Bustio donde comienza la senda del apóstol por la parte asturiana, a apenas cuatro kilómetros del primer lugar que alberga a aquellos que deciden emprender este viaje caminando para «reflexionar» sobre la vida y su misterio: la capilla del Cristo del Bao, en El Peral. A ella debían llegar los peregrinos porque a ella se dedicaba la jornada de ayer, a conmemorar los 300 años de la que es «primera vieira de Asturias».
La iniciativa, emprendida por la Unidad Parroquial de Ribadedeva y apoyada por el Ayuntamiento, resultó ser todo un éxito porque visitantes y vecinos acudieron en masa para disfrutar de un soleado día de convivencia. «Salimos a las diez y media de Bustio, pasamos por el recién arreglado Camino de El Cantu, que ha quedado precioso, subimos a Colombres y llegamos aquí», resumía Carmen Sáez del Burgo. Una vecina de Vitoria «y de Colombres» que reconoce que el Camino de Santiago «es la vida, te engancha». No en vano «yo ya lo he hecho desde Francia». Ayer lo hizo en lo que ahora es su residencia habitual y Carmen anima a los vecinos «a salir a hacerlo los fines de semana» como ella hacía con una asociación a la que perteneció en Vitoria. Junto a ella, María del Rosario Vargas y las hermanas María Ángeles y María Jesús González descansaban tras la hora de caminata. Todas aprovecharon ayer para conocer cómo era una peregrinación por un Camino que consideran muy suyo. Ellas, y el resto de viandantes, tenían en su mano una credencial - recordatorio que la organización daba a los peregrinos a su llegada al Cristo del Bao. La tarjeta llevaba un nuevo sello, diseñado para la ocasión por el cronista oficial de las Peñamelleras, Cecilio Fernández Testón. Precisamente fue él quien se encargó de dibujar con su discurso una glosa de la historia del templo, su ubicación en el Camino de Santiago y las particularidades histórico-religiosas de éste a su paso por la región. Una misa y una comida pusieron el fin a las actividades.
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