Simón, Aurelio y Andrés, los camellos adquiridos por los propietarios de la empresa «El burro peregrino», agotan en estos momentos sus últimos días en la isla canaria de la que proceden y de la que llegarán a finales de este mes «siempre antes de la Navidad», señalan desde la empresa, porque la razón de traer tres, y no dos o cuatro animales, no es otra que aprovechar la ocasión para servir de transporte a Melchor, Gaspar y Baltasar en tan destacadas fechas; recorrido que podrá servirle de calentamiento para realizar el largo camino que sus nuevos dueños les tienen preparado hasta Santiago de Compostela.
Una finca de 40.000 metros cuadrados cercana a capital se convertirá en su nuevo hogar zamorano, lejos ya de las inclemencias del clima desértico y donde «se van a adaptar muy bien, como lo han hecho ya en otros lugares de la península donde viven. Les gustará conocer el verde por fin», aseguran sus dueños que ya están experimentados como andarines en el Camino de Santiago, que ya han recorrido con el resto de animales de su granja, doce burros que además alquilan a grupos que deseen realizar un «viaje distinto».
De momento son tres los camellos que llegarán a Zamora en las próximas semanas, «pero nuestra intención es traer seis más para alquilarlos a las personas que deseen completar varias etapas con los animales», eso sí, los dueños alertan: «el burro o el camello no es para ir sentado sobre él más de dos horas seguidas porque el que lo haga, no vuelve a subirse a lomos de ningún animal en mucho tiempo», advierten por la experiencia adquirida tras más de seis años dedicados al mundo de estos animales, aunque no en exclusiva. «Nosotros tenemos este negocio por afición y diversión, pero no porque nos reporte beneficios. Si una persona lo explotara a tiempo completo sí podría vivir de ello», afirman convencidos pero conscientes de que el esfuerzo físico que realizan con los animales es más de lo que pueden asumir, «son etapas muy largas y cuando se llega a un albergue no puedes descansar, tienes que atender a los animales».
El trabajo no les falta y las ganas le preceden allá donde van, pero el grupo asume que es una actividad a la que hay que dedicarle mucho tiempo, «sobre todo por la burocracia que supone en estos días tener animales». Sus familias, sin embargo, no están celosas de todo el tiempo que pasan con estos animales recorriendo rutas y senderos, «sobre todo nuestros hijos pequeños lo disfrutan cuando vamos a las cabalgatas o las ferias en las que engalanamos los carros y somos el espectáculo principal de la fiesta de muchos municipios», se enorgullecen los empresarios que comenzaron comprando tres burros «como capricho personal y luego nos terminamos aficionando, comprando más..».
Pero no contaban los cuatro socios con el hambre voraz de los borricos, «es increíble la capacidad que tienen de tragar, se pasan todo el día engullendo y son capaces de comerse más de 200 kilos de tomates al día», aseguran los dueños, que los mantienen lozanos con una dieta diaria de pan, frutas y verduras y paja.
Estos aficionados al Camino de Santiago aún no saben que se siente recorriendo la Ruta Jacobea a lomos de un esbelto y exótico camello, pero sí adelantan que será mejor visto que llevar un burro, «los que van a caballo son envidiados y admirados por todos, pero los que vamos en burro damos pena allí por donde pasamos», comentan divertidos los andarines que siempre acompañan a sus clientes en las etapas que recorren con los animales, «no podemos dejarlos solos a la aventura con un burro, porque no saben cómo reaccionan o por qué hacer determinadas cosas. Normalmente los inconvenientes más graves son que el animal no es capaz de atravesar un arroyo que lleva bastante agua», explican los empresarios que viajarán la semana que viene a las Islas Canarias para aprender «in situ» el manejo de sus nuevos inquilinos, los camellos, «es muy complicado saber guiar a estos animales y además es una responsabilidad enorme transportar a personas que no están iniciadas en su manejo».
Está claro que la globalización todo lo puede. ¿Quién podría imaginarse a comienzos de la Edad Media, allá por el año 813 después de Cristo, que hasta los camellos peregrinarían a la tumba del apóstol Santiago?
No hay comentarios:
Publicar un comentario