miércoles, 29 de septiembre de 2010

500 km en patines

Marian del Val es una briviescana que ha superado un reto de los bonitos. En compañía de su profesor Rafa Santillán ha realizado en patines el tramo del Camino de Santiago que separa Burgos de Compostela. Ni más ni menos que 500 kilómetros. Lo de la burebana tiene mérito porque solo lleva un año patinando. Cada día hacían unos 70 kilómetros, dependiendo de la lluvia y de las cuestas, «que en Galicia hay muchas y muy duras» dice Marian.
De los 500 kilómetros, 15 los tuvieron que realizar en coche porque había dos bajadas que eran demasiado peligrosas. El desafío era grande porque no llevaban ningún sistema de frenado más que el del propio patín ni tampoco mecanismos de apoyo como bastones. Solo sus fuerzas.
Durante el trayecto, les acompañaba un coche de apoyo y por allí donde pasaban llamaban la atención. Les han hecho un montón de fotos e incluso una entrevista en el periódico La Voz de Galicia. «Íbamos por carretera, no por el Camino de Santiago, porque necesitamos asfalto para poder rodar pero nos cruzábamos con los peregrinos», afirma.
Afortunadamente, no han sufrido lesiones ni contrariedades importantes. «Solo las caídas normales», señala la briviescana. Y los patines, eso sí, han venido destrozados. Todas las noches, limpiaban los rodamientos y varias veces han tenido que sustituir los tacos de frenar.
Marian recuerda que «al principio, antes de salir de la provincia daba vergüenza decir que íbamos a Santiago, porque todos nos miraban con cara de ‘pobres tontos’; a medida que los kilómetros pasaban, las caras fueron cambiando y nuestro espíritu aventurero también». Para ambos, las tierras castellanas, fueron «un regalo», sobre todo el páramo palentino.
«La llegada a Santiago, pese a lo complicado del tramo por los adoquines supongo que como para todos, fue espectacular; encontramos a compañeros de camino y disfrutamos del momento de culminar el viaje entre las dos catedrales: Burgos y Santiago», dice.
Pero la ‘gesta’ se quedó incompleta. «No nos quisieron dar la ‘Compostela’ porque en la Edad Media no había patines, pero como lo que en realidad buscábamos era la superación de nosotros mismos, no nos importó demasiado», indica Marian.
La burebana afirma que la experiencia hasta Compostela no ha sido una locura y que «lo volvería a hacer mañana mismo». Es más, está pensando en recorrer la Ruta el Destierro del Cid, entre Burgos y Valencia. Marian del Val y Rafa Santillán pertenecen a la Asociación Patopatín de Burgos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario