
Son pioneros, son europeos. Participan en una iniciativa de la Fundación Camino de Santiago que trata de consolidar una ruta que llegue a Compostela por el sur, pero por la costa. Aunque todo dependa "del acuerdo al que lleguen los alcaldes locales", ellos van abriendo senderos. Y de paso demuestran que "aunque diferentes, los europeos somos iguales"
A. NARVÁEZ Calentando motores para el Xacobeo del año que viene, pero innovando en los caminos. Parece que ya está dicho y hecho todo sobre el Camino de Santiago, pero un grupo de personas de diferentes países europeos se ha puesto en marcha por una ruta que llega a Compostela por la costa gallega.Ayer llegaron a Vigo desde Saiáns, con parada en la Asociación Eduardo Chao, Santa María de Castrelos y finalmente, en el Concello.
La iniciativa es de la Fundación Camino de Santiago, cuyo director, Celestino Lores, se ha implicado de los pies a la cabeza en promover el itinerario. "Lo más difícil fue encontrar a la gente. Movilizamos a todos nuestros contactos en las universidades para ´reclutar´ a cuatro jóvenes de cada país", explica Celestino.
Dos italianos, seis alemanes, dos polacas, seis portugueses, cuatro belgas, un francés, cinco gallegos y cuatro austriacos. Parece que es uno de esos chistes, pero en realidad es una lección de compañerismo y convivencia multilingüística. Entre ellos, a un thank you se responde prego. Y también cantan. La misma canción, pero cada uno hace una estrofa en su idioma. Por eso están un poco afónicos. Y cansados. Han caminado alrededor de 150 km. desde que iniciaron la ruta el pasado tres de agosto en Viana do Castelo. Cada día se dedica a un país y se hace un descubrimiento gastronómico.
El artífice
El "camino" hasta que el proyecto se puso sobre plano tampoco fue fácil. Cuentan con el apoyo y el 60% de financiación de la Unión Europea pero para conseguirlo, Celestino tuvo que contar con "el inglés" de su hijo. "Ya había presentado el proyecto en otra ocasión, pero me lo denegaron porque usé un traductor de internet. Aquello no se entendía", cuenta. "El objetivo es vender esta ruta en Europa y consolidarla como alternativa", asegura.
Aunque no olvidan las connotaciones espirituales de la marcha, afirma que el proyecto "es laico; trabajamos el aspecto de la ciudadanía europea y la naturaleza". Van marcando con flechas azules el itinerario. "Al llegar a Galicia las marcas desaparecen. Distintas obras públicas han ido borrando las flechas", explica Luis Martínez, el guía oficial durante el trayecto. También señalizan los "puntos negros de contaminación"."¡Hasta están aprendiendo a hablar gallego!", exclama Gonzalo García, uno de los pontevedreses "en ruta", para darnos una idea de la integración en el grupo. Todos saben ya qué es el albariño, las gaitas, y un alcalde, ya que ayer Caballero recibió a todos en el Concello.
El día 14 llegarán a Santiago, pero el "camino" no acabará allí. Además de llevarse recuerdos a su país de origen, tienen deberes por hacer: se recopilará, en un ejemplar multilingüe, las experiencias de todos, con la ayuda y difusión de la Unión Europea. Con este libro y el vídeo que editará la Diputación de Pontevedra, aspiran a que "la ruta se reconozca a todos los niveles", concluye Celestino.
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