
Renzo Fratini, uno de los diplomáticos de la Santa Sede más acostumbrados a hacer frente a situaciones extremadamente complicadas, será el encargado de abrir el camino para la próxima visita del Papa a España. Tras su paso por países como Indonesia, Pakistán o Nigeria (fue el primer nuncio de Timor Oriental, por cierto), en los que ha tenido que mediar en todo tipo de conflictos derivados de las tensiones entre la mayoría musulmana y las minorías cristianas, Fratini llega a España para suceder a monseñor Monteiro al frente de la embajada de la Santa Sede.
Deja Madrid, así, un enviado del Papa que tuvo que mantener el equilibro mil y una veces entre el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero y los sectores más conservadores de la cúpula episcopal hispana, liderados por el cardenal Rouco Varela. Y ahora viene un prelado que necesariamente habrá de hacer todo cuanto esté en su mano (y un poco más...) para evitar tensiones entre el Gobierno español y la Santa Sede, cuando Benedicto XVI ha confirmado ya que en el verano del año 2011 visitará España para asistir, en Madrid, a la Jornada Mundial de la Juventud.
Camino de Santiago
Fuentes muy próximas a la cúpula de la Conferencia Episcopal dan prácticamente por seguro que, a falta del anuncio oficial, cuando el Papa se dirija a Madrid en el 2011, visitará también Compostela, al menos durante unas horas. En un gesto con el que la Santa Sede quiera dejar constancia de lo que para ella, y para la cultura europea, representa el Camino de Santiago. No consideran precisamente probable, las mismas fuentes, que Benedicto XVI pueda visitar Santiago en el 2010, coincidiendo con el Año Santo. «¡Que el Papa venga dos años seguidos es muy difícil...!», afirma uno de las más influyentes mitrados de la Iglesia hispana. Pero, aun así, la posibilidad de que Ratzinger venga a Galicia el año próximo no está -todavía- por completo descartada. Aunque lograrlo no solo dependerá de las gestiones que están llevando a cabo, entre otras instituciones españolas, el arzobispado que encabeza Julián Barrio. Sino también, en buena medida, del nuevo nuncio. Y de cómo discurran durante los próximos meses las relaciones entre el Vaticano y el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero.
En el Vaticano provocan rechazo aspectos de la política del Gobierno español como las que atañen a la legislación sobre el aborto. Una cuestión, esta, que preocupa de manera muy especial al Papa. Pero en otros ámbitos, las diferencias no son tan grandes como a veces se ha querido hacer ver, aunque el propio Fratini dijese recientemente en Roma que no cree que el trabajo que le aguarda en Madrid sea «fácil». Y sí: quizás le esperen al nuncio, más allá de las relaciones diplomáticas con el Gobierno, aspectos de su labor igualmente complicados. Como el nombramiento de nuevos obispos, tal vez para tratar de dar un giro al perfil mayoritario hoy en el episcopado hispano.
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